11.3.12

Sereno grisáceo


El día había amanecido nublado, y se mantendría así el resto de la tarde, el frío recorría mis pies, y el paisaje de aquellos botecitos meciéndose con la oleada seguía intacto. Pero esta vez me encontraba sola, fue aquel momento en donde toda tu vida pasa por tu cabeza, todas aquellas sonrisas y buenos momentos vuelven a tu mente, como si tan solo hubiese sido ayer, pero llegaba la hora de despedirme, de este pueblo que había abierto sus brazos para acogerme durante los últimos siete años, los mejores años de mi vida, en donde cada persona que conocí me enseño, para que aprendiera a vivir como si fuese el último día, donde apreciara cada instante.

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